miércoles, 29 de junio de 2011

Mi hija se burla de mí. Todo empezó cuando un día le hice una cara con balcón y dije "-Hola Catalina!". Poco más tarde me miró, hizo una mueca parecida, dijo "-Hola Catalina!" y se rió. Ahora a veces lo hace cuando no estoy y Ezpeleta le habla de mí, o después de que la mini reto. Y se ríe.

Mi hija busca enojarme. Sabe que me molesta el español neutro de los doblajes y me dice "cabaio" para que la corrija "cabasho". Y vuelve a decir "cabaio" y yo "cabasho", y "cabaio", y "cabasho", y "cabaio", y "cabasho", y "cabaio", y "cabasho", y así veinte veces. Después se pudre, se ríe y se va.

Mi hija me pelea. A veces me mira y frunce el ceño, yo hago lo mismo, ella lo frunce más, yo también, y mientras tanto nos vamos acercando hasta que ¡choque de cabezas! Y ahí se ríe.

Lo raro es que con todas estas cosas horribles que me hace con tan solo dos años yo también me ría y la quiera cada vez más, si fuera eso posible.

martes, 21 de junio de 2011

El otro día soñé que me cruzaba en la calle con Julian Barnes. ¿Que cómo supe que era él? No sé. Lo que sé es que cuando lo vi, su cara se mezcló con la imagen de la tapa de un libro de Anagrama que me pareció que era de él, y entonces supuse que era él. Igual para el caso nada de eso tiene importancia y creo que no da que vengas a pedirme tanta precisión, después de todo era un sueño.

Bueno, sigo. Uno de los dos estaba de vacaciones, no sé si él o yo. Apenas lo veo, lo encaro para decirle cuánto lo admiro y blá. Es decir, algo que despierto te digo que no hago ni ebrio ni dormido. Bien, ebrio no sé pero parece que dormido sí. Y pam, le digo que había leido tal y cual libro de él, y que me gustaba tal y cual otra cosa, y así. Un plomo. El tipo me miraba medio raro, pero supuse que era por mi inglés. Digo, me defiendo bastante bien pero, a ver, el tipo era Julian "Inglaterra, Inglaterra" Barnes. Por ahí pensaba que estaba hablando con un indio, no sé, y seguramente debe estar acostumbrado a otra cosa.

El punto es que la situación se ponía cada vez más incómoda así que me desperté. Y me quedé un rato largo pensando en el encuentro y en las posibles razones de la incomodidad de Barnes. Hasta que me dí cuenta de que tal vez lo había confundido con Ian McEwan. No sé, no estoy seguro, pero ahora me parece que la tapa de Anagrama que se me cruzó era de un libro de McEwan. Y bueno, si hubiera sido así lo entiendo a Barnes. Qué vergüenza. De cualquier modo, la próxima vez no pienso hacerle ningún comentario sobre el incidente; sólo lo saludaré, nada más.
Te digo la verdad: me da miedo volver a escribir en el blog. No sé, a veces pienso que se me quemó la parte del cerebro que usaba para escribir acá. Pero las ganas están. Así que supongo que intentaré algún tipo de tratamiento de rehabilitación blogueril y veré qué onda. Cualquier cosa, si me puse demasiado pelotudo ustedes me avisan, ¿ok?