martes, 15 de noviembre de 2011

Brad Pitt no siempre fue Brad Pitt. Mejor dicho, Brad Pitt no siempre fue la superestrella de Hollywood que es hoy. Alguna vez Brad Pitt fue uno más de nosotros, los alumnos del bachillerato común del Nacional de Morón en los ´80.

Yo lo conocí bastante. Nos sentamos juntos en segundo y tercer año. No nos llevábamos particularmente bien pero teníamos presentes similares, así que nos pareció natural juntarnos. Éramos lo que se dice un tándem de gorditos tragas. A decir verdad no creo que hayamos sido tragas, me parece que nada más le dábamos algo de bola al colegio y nos iba bien.

A pesar de eso éramos inusualmente simpáticos y populares. No como los Pitecantropus, un poker de gorditos tragas que se sentaban adelante y no eran simpáticos ni populares y además les iba bastante mal. O los Pajeros, que se sentaban atrás y de quienes lo único que se sabía era que les iba muy bien. Sí, supongo que haber sido simpáticos y populares nos salvó de que nos bautizaran, o al menos de que nos hicieran saber cómo nos habían puesto.

Pero en cuarto año las cosas cambiaron. Ambos volvimos de las vacaciones más estilizados, aunque él mucho más que yo. Las chicas comenzaron a mirarlo con otros ojos y él se daba cuenta y lo aprovechaba. Yo sólo estaba interesado en mi banda. Dejamos de sentarnos juntos. Nuestras notas empezaron a caer. Todo esto continuó en quinto año. Yo tuve que dar recuperatorio de un examen de biología; él ya se había llevado dos materias. Yo ya había tocado un par de veces con mi banda y él se había tirado a medio bachillerato pedagógico. Ya no teníamos nada que ver uno con otro.

Por eso me sorprendió que se me haya acercado en Bariloche. Estaba medio en pedo, pero todos estábamos en pedo. Me puso un brazo sobre el hombro y bien cerca de mi oreja izquierda susurró:

-Es así, Cuti; nada tiene sentido. Toda nuestra lucha, todo aquello por lo que peleamos, nada tiene sentido.

Yo le dije -Salí de acá pelotudo- pero me quedé pensando. Hasta hoy pienso en lo que dijo. Un par de veces casi lo llamo para preguntarle qué quiso decir, pero seguro que no me recuerda y menos va a recordar algo que tiró una noche en pedo en Bariloche. Si recordara, le preguntaría por la lucha de la que hablaba. A mí nunca se me ocurrió que estuviéramos luchando por nada en particular.