Dieciséis cuadras y siete horas de cola sólo para putearlo. Con cada minuto que pasa, con cada metro que avanza, el odio aumenta en forma directamente proporcional a las virtudes que le cuelgan los demás. Pero detenerse en los motivos de una y otra cosa sería perder el tiempo. Lo importante ahora es pulir cada detalle del plan. A las tres cuadras de la entrada ya tiene listo lo que va a decir. En la esquina del subte puede repetirlo sin pensar. Surge una duda justo antes de empezar a subir la rampa ¿reforzar tal adjetivo? Ya se ven las luces del salón: todo resuelto. Cuestión de segundos nomás.
Ahora lo tiene enfrente, envuelve el insulto en una lágrima -discreción por sobre todo- y lo hace viajar hacia el muerto a la velocidad del beso que impulsa con un movimiento seco del dedo índice de la mano derecha.
jueves, 23 de abril de 2009
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8 comentarios:
Y sí, fueron varias horas, dicen.
me gusta la imagen final y la frase "lo hace viajar hacia el muerto a la velocidad...". Son lindos sus cosos eh?
ni idea, limeta.
por qué me puso los puntos, danix?
gracias ezpeleta! me alegra que le gusten.
Qué buena unidad de medida..el beso.
y no hay ningún uruguayo, claris; ta?
¿Cómo se actualiza por móvil?
no sé.
Tá!
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