Y entonces me di cuenta de que así como durante todo ese tiempo yo necesité a mi papá y él no estuvo, seguramente él me necesitó y el que no estuvo fui yo. Y fue una revelación tan simple como demoledora. Y te dije eso y que no quiero que me pase lo mismo.
Y vos estabas y me escuchaste.
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lunes, 28 de julio de 2008
martes, 22 de julio de 2008
miércoles, 16 de julio de 2008
Mi barrio (X)
Las calles de mi barrio estuvieron ayer repletas de micros que llevaban gente al acto en Plaza Congreso. Y las veredas estuvieron repletas de esa gente, que bajaba de los micros y armaba las columnas que iban a la Plaza y después volvía toda junta en caravana. Y las caras de esa gente no eran las habituales del barrio, ni sus modales. Esa gente rengueaba, moqueaba, le faltaban dientes, tenía las tetas caídas. Gesticulaba y gritaba, tomaba vino, miraba el culo a las mujeres y les susurraba cosas. Fue difícil caminar por el barrio, que quedó muy sucio, un pegote opaco y tibio de pancho y cocacola.
En el otro barrio, el del otro acto, la gente era culta y linda y olía bien y dejaba sus autos cuidadosamente estacionados en noventa grados. Y estaban los torturadores que fueron a devolver gentilezas a quienes los apoyaron en el ´76. Y los garcas de siempre que fueron a vivarse a sí mismos. Y multitud de imbéciles que no entienden nada cuando hablan de "república" y "democracia".
Mi barrio quedó hecho una porquería. Pero el otro barrio me da vergüenza.
sábado, 12 de julio de 2008
martes, 8 de julio de 2008
Hace pocos días fui a mi Facultad por unos trámites y a la vuelta pasé frente a una puerta que me trajo algunos recuerdos.
Recién comenzábamos la carrera y estábamos entusiasmados, casi exultantes, bastante insoportables, siempre mostrando nuestras incipientes garritas argumentativas. Amistosamente, claro; los estiletes empapados en curare vendrían más tarde. Como fuera, supongo que nuestra excitación despertó algo en el francés -algo que, visto a la distancia, no parecía demasiado dormido- porque no sólo nos brindó un gran almuerzo sino que se sentó a la mesa con nosotros. Conversamos sobre filosofía primero y sobre cualquier cosa después, y todo fue tan agradable y estimulante que nos prometimos volver cada semana. Los parciales, los finales, la deserción de Lucas y la desidia habitual hicieron que, por supuesto, nunca cumpliéramos.
Esa no fue la última vez que ví al francés. Pero lo primero que se me aparece hoy cuando lo recuerdo es ese sympósion de dos horas en las que fue, entre otras cosas, un estudiante más, un viejo sabio, un humorista fino y ácido, un padre. Y así es como a mí me gusta recordarlo.
Para vos, Mick.
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--o--
Lucas, Martín y yo. Tiempo muerto entre el teórico de Filo Antigua y el práctico de Lógica, hambre atroz. Propuse ir a una casa de comidas que quedaba cerca, frente a un lugar donde unos años antes había ensayado con una banda. Sabía que ahí se comía muy bien y además conocía al dueño, a quien llamaré "el francés".Recién comenzábamos la carrera y estábamos entusiasmados, casi exultantes, bastante insoportables, siempre mostrando nuestras incipientes garritas argumentativas. Amistosamente, claro; los estiletes empapados en curare vendrían más tarde. Como fuera, supongo que nuestra excitación despertó algo en el francés -algo que, visto a la distancia, no parecía demasiado dormido- porque no sólo nos brindó un gran almuerzo sino que se sentó a la mesa con nosotros. Conversamos sobre filosofía primero y sobre cualquier cosa después, y todo fue tan agradable y estimulante que nos prometimos volver cada semana. Los parciales, los finales, la deserción de Lucas y la desidia habitual hicieron que, por supuesto, nunca cumpliéramos.
Esa no fue la última vez que ví al francés. Pero lo primero que se me aparece hoy cuando lo recuerdo es ese sympósion de dos horas en las que fue, entre otras cosas, un estudiante más, un viejo sabio, un humorista fino y ácido, un padre. Y así es como a mí me gusta recordarlo.
--o--
Hace pocos días fui a mi Facultad por unos trámites y me percaté de que el número de la casa en la que vivía el francés, donde unos años antes había ensayado con una banda, es el mismo que el del edificio en el que vivo ahora. Una casualidad.Para vos, Mick.
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